El premier Tsipras aceptó en una carta la última propuesta de la UE sobre la deuda que había rechazado. Y atenuó la importancia de la consulta ya que -dijo- no obliga a su país a dejar el euro. Europa, ahora, quiere esperar.

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, lleva a su país al límite de la supervivencia financiera en una estrategia muy arriesgada. Tsipras es una piedra en la rueda de una Eurozona que lleva más de un lustro siguiendo el camino de los ajustes de la mano de Berlín y Bruselas. Europa tiene tiempo, Tsipras apenas tiene días. Pero ayer decidió seguir resistiendo después de que los acreedores rechazaran su última carta y afirmó que mantendrá el referéndum convocado para el domingo, al que ya no puede levantar aunque eso querría.