“La Misión no ha detectado graves irregularidades”.

El informe preliminar del grupo encabezado por el ex canciller paraguayo Rubén Ramírez dijo que la segunda vuelta de los comicios presidenciales en el país andino fue un “proceso electoral positivo”.

 

El ballotage presidencial en Perú entre los candidatos Keiko Fujimori y Pedro Castillo fue un “proceso electoral positivo” en el que no se detectaron “graves irregularidades”, declaró este viernes la Misión de Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA).

 

“La Misión no ha detectado graves irregularidades”, dice el informe preliminar del grupo encabezado por el ex canciller paraguayo Rubén Ramírez, que respalda la labor de los órganos electorales peruanos, cuestionados por Fujimori al denunciar “indicios de fraude” y pedir la anulación de unos 200.000 votos.

 

“La MOE/OEA ha expresado que observó un proceso electoral positivo, en el que se registraron mejoras sustantivas entre la primera y segunda vuelta”, agrega el informe divulgado por Ramírez en la televisión peruana y publicado simultáneamente en el sitio web de la organización continental con sede en Washington.

 

“La Misión destaca la coincidencia de ambas candidaturas de no proclamarse ganadores hasta que se hayan resuelto todas las impugnaciones”, añade el reporte, divulgado cinco días después de la votación, cuyo escrutinio avanza a cuentagotas por las solicitudes de impugnar miles de votos por ambos candidatos, lo que mantiene al país en vilo.

 

Los enviados de la OEA también destacaron la promesa de Fujimori y Castillo de “respetar las garantías del proceso y la institucionalidad electoral peruana, y de reconocer el resultado electoral una vez desahogada la fase jurisdiccional de la elección”.

 

La Misión “dio seguimiento” a la votación y a la etapa postelectoral, y sostuvo reuniones con ambos candidatos, con el presidente peruano interino Francisco Sagasti y con responsables del órgano electoral que organiza y cuenta los votos (ONPE) y con el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), que resuelve los pedidos de impugnación y proclama al vencedor.

 

Pese a este informe de la OEA y de otros organismos observadores electorales que descartaron la existencia de fraude en las elecciones, Fujimori anunció el pasado miércoles que impugnaría y buscaría anular cerca de 200.000 votos bajo acusaciones de irregularidades y “fraude en mesa”.

 

El equipo de Fujimori dio como argumentos supuestas falsificaciones de firmas de miembros de mesa, o falsificaciones de resultados de mesa sólo por el hecho de que estas no consignaban ni un solo voto para la candidata. “Hemos visto una intención sistemática de Perú Libre de vulnerar la voluntad popular”, afirmó Fujimori.