Un caso de la “enfermedad de la vaca loca” ha sido corroborado en una vaca muerta en una granja en Gales, según reveló el gobierno de ese país.

Las autoridades galesas aseguraron que el VIRUS no ingresó en la cadena alimentaria humana, por lo cual no existe riesgo para la salud humana.

 

No se han producido incidencias anteriores de la EEB en el Reino Unido este año, según la Organización Mundial de Sanidad Animal.

 

Un caso fue confirmado en 2014 y tres en 2013, incluido uno en Gales.

 

Rebecca Evans, viceministra de de Agricultura y Alimentación, dijo que “la identificación de este caso demuestra que los controladores que tenemos en el lugar están trabajando bien”.

 

La enfermedad de las “vacas locas”, o encefalopatía espongiforme bovina (EEB), es una enfermedad causada por priones, y que se puede transmitir a los seres humanos a través del consumo de partes de animales infectados, sobre todo tejidos nerviosos.

 

La EEB es una enfermedad de reciente aparición, perteneciente a una misteriosa familia de enfermedades emparentadas, muy raras en su mayoría. Los primeros casos de animales enfermos se declararon en el Reino Unido en 1986. Y en 1996 se detectó en el humano una nueva enfermedad, una variante de la Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, que se relacionó con la epidemia de EEB en el ganado vacuno.

 

Características y síntomas

Es una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central de los bovinos, que se caracteriza por la aparición de síntomas nerviosos en los animales adultos que, progresivamente, finaliza con la muerte del animal.

 

El período de incubación de la enfermedad es de cuatro ó cinco años. Los síntomas que se observan están motivados por la acumulación del prion en las células neuronales originando la muerte celular. Un análisis microscópico revela lesiones como vacuolas que dan al tejido nervioso un aspecto de esponja.

 

La vía de transmisión de esta enfermedad conocida hasta la fecha es la ingestión de alimentos contaminados con el prion, tomar fármacos de origen bovino y provenientes de animales enfermos (típicamente hormona del crecimiento) y posiblemente de madre a hijo.

 

La enfermedad se acumula sobre todo en el cráneo (incluidos encéfalo y ojos), la amígdala, la médula espinal, el intestino (del duodeno al recto) y el bazo.