El conflicto social no cede en Chile y, a 19 días del duelo entre River y Flamengo, crece la incertidumbre.

Este martes habrá una reunión “urgente” en Asunción que puede ser decisiva.

 

La información circuló por algunos grupos de WhatsApp de la dirigencia River. “Esperen un poco más para sacar los pasajes”, fue el mensaje que llegó desde una persona con acceso a información confidencial. Entonces, las dudas volvieron a aparecer. Es que el clima de violencia en Chile no cede y las dudas sobre la sede de la final de la Copa Libertadores​ resurgieron. Entonces, por más que haya ratificado su compromiso de que el evento del 23 de noviembre se realice en Santiago, tal como está programado desde hace uno año, la Confederación Sudamericana de Fútbol​ tiene bajo la manga una serie de alternativas por si no se puede jugar allí.

 

¿Cuáles son esos planes B? En primer lugar, la opción más viable sería Asunción. ¿Por qué? Este sábado se disputará en la capital paraguaya la final de la Copa Sudamericana, entre Colón e Independiente del Valle. El escenario (La Nuevo Olla, el estadio de Cerro Porteño​) ya quedaría preparado para albergar otra final. Eso sí, hay una contra: como la capacidad es de 45 mil espectadores, se recortarían 3 mil entradas ya que el aforo del estadio Nacional de Santiago es de 48 mil personas.

 

En España aseguran que Marcelo Gallardo está en la mira de Barcelona: ¿un simple rumor o una posibilidad a futuro?
La otra posibilidad que surgió en las últimas horas es el estadio Metropolitano de Barranquilla. La acercó el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún, que también es vicepresidente de Conmebol y hombre muy cercano al titular de la confederación sudamericana, Alejandro Domínguez.​ Mientras tanto, Lima también se mantiene como otra alternativa.

 

Con menos chances aparece la posibilidad de que suceda algo similar a lo que ocurrió el año pasado con River-Boca y la aparición de una sede imponente como Madrid. Aunque desde Paraguay no descartan nada.”No hay que extrañarse que si se cambia la sede, la nueva quede para el mejor postor”, le confió a este diario una fuente cercana a los principales dirigentes de la Conmebol. Por fuera de la organización y en forma de rumor sonó Miami, pero parece poco probable que la final se mude otra vez por fuera de Sudamérica.

 

Desde Chile, en las últimas horas intentaron dar señales positivas. Trascendió que habría una reunión para que el torneo chileno -que no se juega hace tres semanas- retome su actividad normal. Sin embargo, desde Conmebol citaron a los presidentes de River (Rodolfo D’Onofrio​), de Flamengo (Rodolfo Landim), de las Asociaciones de Argentina (Claudio Tapia​), de Brasil (Rogério Caboclo) ​y de Chile (Arturo Salah) a una reunión en carácter de urgente para este martes a las 18 en Asunción.

 

“Con el objetivo de revisar todos los aspectos de la organización de la Final Única”, dice el comunicado de la Conmebol. Lo concreto es que se pondrá sobre la mesa un posible cambio de sede.

 

Y más: si se juega en otra ciudad, la final también se podría postergar una semana (al sábado 30 de noviembre) para dar unos días más de tiempo de organización a la posible nueva sede. Un par de datos que alientan esa hipótesis: el hotel de la Conmebol en Asunción tiene agotadas sus habitaciones para esa fecha; los encargados de la transmisión televisiva todavía no fueron al estadio Nacional de Santiago para empezar a trabajar en la disposición de las cámaras y planificar otros detalles.

 

Una de las razones por las que se mantuvo hasta el momento la sede de Santiago -a pesar del caos social que impera en las calles y de que el presidente del país trasandino, Sebastián Piñera​, decidió suspender la realización de las cumbres internacionales de la COP25 y la APEC que iban a celebrarse en la capital chilena a fines de este mes-, es la gran cantidad de dinero que Chile invirtió para llevar a su territorio la primera final única de la Copa Libertadores.

 

Las declaraciones de la semana pasada de la ministra de Deportes de Chile, Cecilia Pérez (“El gobierno nos dio el apoyo para realizar la final de la Libertadores en Santiago; el fútbol puede ser una buena oportunidad para unir”, dijo), no cayeron bien en la población.

 

Tanto es así que desde el fin de semana hay grupos de chilenos que están convocando a través de las redes sociales a una marcha masiva para el sábado 23 con la intención de boicotear el partido y demostrar el descontento social, para que no haya fútbol y sí una exposición internacional del conflicto que atraviesa el país.

 

El sábado, tras la victoria sobre Aldosivi en Mar del Plata, el entrenador de River manifestó su preocupación. “Me inquieta lo que pasa en Chile. Es preocupante para el pueblo chileno. Están en una situación delicada y espero que se pueda resolver por el bien de su gente. En ese contexto, nuestro partido pasa a segundo plano. Esperemos que se pueda resolver y si no, tener más precisión hacia adónde vamos a ir”, expresó Marcelo Gallardo.​

 

La Conmebol, por más que no lo haga público, ya está analizando la posibilidad de trasladar la final de la Copa Libertadores a otra ciudad. Continuará.