El uruguayo, de 46 años, es apadrinado por Julio Larrionda, el representante de la Comisión Arbitral de la Conmebol en aquella semifinal de Libertadores entre Lanús y el “Millonario” en 2017.

Ambos son recordados por no convalidar un tanto que le abrió la puerta al VAR.

 
El uruguayo Andrés Cunha es el juez que encabezará la terna arbitral de cara a la segunda Superfinal de la Copa Libertadores entre River y Boca. Con menos luces apuntándole, el asistente número 2 es su compatriota Mauricio Espinosa, de 46 años. Sin embargo, su nombre no pasó inadvertido, sobre todo en Núñez, por varios factores. El segundo banderín se retirará de la actividad en el encuentro que definirá quién lucirá la corona de campeón continental. Sus antecedentes abonan a las suspicacias.

 

Espinosa fue apadrinado para la designación por el también uruguayo Julio Larrionda, ex juez y representante de la Comisión de Árbitros de la Conmebol en la semifinal entre Lanús y River de la Libertadores 2017, en la que se clasificó el Granate luego de un duelo polémico en el que la visita protestó un penal no sancionado contra Ignacio Scocco y un manotazo en la cara en perjuicio de Ariel Rojas, que merecía la expulsión de Román Martínez.

 

Larrionda cuenta con 15 partidos dirigidos a Boca en su currículum; es el que más dirigió al Xeneize a nivel internacional. Se puede aseverar que la dupla Larrionda-Espinosa fue la que propició la aparición del VAR (o su primer paso, el DAG -sistema de detección automática de goles-) al no convalidar un “gol fantasma”. Ambos integraron el cuerpo arbitral de aquel cruce entre Inglaterra y Alemania en Sudáfrica 2010 y quedaron bajo la lupa al no legitimar el tanto de Frank Lampard, que picó dentro del arco, pero las autoridades no lo advirtieron.

 

En Uruguay, Espinosa es recordado por sus participaciones controvertidas. En 2005, en ocasión de un encuentro entre Nacional y Danubio, Sebastián Vázquez anotó un gol y lo celebró trepado al alambrado: terminó siendo expulsado por iniciativa del juez asistente que, días antes, ante una situación idéntica con Marcelo Tejera y Gabriel Cedrés, no había intervenido.

 

También en 2005, fue parte de otro episodio polémico: en un clásico Nacional-Peñarol, Sebastián Viera fue agredido por un suplente del Aurinegro mientras festejaba un gol. Pero el que terminó expulsado tras la gresca fue el portero. ¿Quién fue el último árbitro uruguayo que se retiró en un encuentro de tamaña envergadura? Un tal Edgardo Codesal, en Alemania-Argentina, por la definición del Mundial 1990.