La modelo y conductora blanqueó la relación con Matías Zanuzzi con un tierno posteo en las redes.

Es su primera pareja desde su separación de Claudio Contardi, tras una década juntos y dos hijos.

 

Las reglas han cambiado con la llegada de las redes sociales. Y así es como ahora un noviazgo no se convierte en oficial cuando es presentado en las respectivas familias, sino cuando sus integrantes lo anuncian en su Instagram. Es la gran prueba. Pero claro, esta no es la noticia. En rigor, es esta: Julieta Prandi confirmó su relación con el músico Matías Zanuzzi con sendos posteos en su cuenta donde cosecha 350 mil seguidores.

 

Dos fotos muy tiernas y una frase confesional que deja entrever un periodo de crisis ya superado (“A veces tardo… Gracias Mati por abrir mis ventanas y ser mi aire”, escribió). Eso le bastó a Juli para que todo el mundo virtual supiera que este músico de 21 años (ella tiene 38) ocupa desde hace unas semanas un lugar de privilegio en su corazón.

 

Pero, ¿cómo se conocieron? Todo arrancó cuando Zanuzzi la invitó a formar parte del videoclip de una de sus canciones, “Bailame”. Filmado hace casi tres meses, allí el cantante y la modelo entablan un juego de seducción que terminó trascendiendo la pantalla y concretándose en la vida real, como ya ha sucedido tantas otra veces en el espectáculo. Esto es, un romance ficticio que se vuelve cierto.

 

Luego de diez años de relación, una boda en 2011 y dos hijos en común (Mateo y Rocco), Prandi y Claudio Contardi se separaron a mediados de 2018 por “diferencias irreconciliables y mentiras”, de acuerdo a lo que explicó la conductora en diálogo con Teleshow.

 

Días atrás, Julieta se permitió dar detalles de la ruptura. “Me tuve que ir de mi casa. Él no quería irse así que me fui yo con los nenes -contó en el ciclo PH, Podemos Hablar-. Alquilé un departamento, es algo provisorio porque estoy con los trámites de divorcio. En diciembre inicié el trámite de manera unilateral, pero en una audiencia firmamos los dos, así que es de común acuerdo”.

 

Y agregó: “Por los hijos, uno soporta muchas cosas impensadas. Estábamos separados bajo el mismo techo y viviendo una situación no del todo amena. Y para preservarlos a ellos, prefería llorar en silencio”.

 

Es a partir de este testimonio -por momentos descarnado- que aquella frase (“Gracias Mati por abrir mis ventanas y ser mi aire”) adquiere su verdadero significado. Juieta Prandi vuelve a apostar al amor, haciendo a un lado los temores. Y tanto en estos tiempos de redes sociales como en los anteriores, de presentaciones formales, se trata de un gesto valiente.