El cóctel de tasas altas y menor gasto impactará en la actividad, coinciden economistas. Analistas también proyectan más inflación.

El Gobierno busca contener la corrida contra el peso.

 

El Gobierno decidió combatir la corrida cambiaria con una fuerte suba de tasas de interés y un mayor ajuste fiscal. Este cóctel intenta calmar el dólar, a costa de una menor actividad económica. En lo que queda de 2018 habrá menos obra pública. También puede verse afectado el consumo masivo.

 

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, sostuvo que la reducción en la meta de déficit fiscal para 2018, de 3,2% a 2,7%, supondrá un recorte de 30.000 millones de pesos en los gastos de capital. “Vamos a generar ahorros en la administración pública y vamos a ejecutar 30.000 millones de pesos menos en gastos de obras de infraestructura”, dijo. “Es algo que nos duele, es el gasto que uno no quiere tocar, la obra pública. Pero hay que saber que, en este contexto, necesitamos acelerar la convergencia al equilibrio fiscal”, agregó.

 

Esos 30.000 millones de pesos significan unos 3000 kilómetros de pavimentación de rutas, por ejemplo, de acuerdo a una relevación de precios de licitaciones que hizo la consultora C&T y que tomó el sitio web Chequeado. O unos 3300 jardines de infantes, para poner otra referencia que alguna vez supo usar el presidente Mauricio Macri.

 

Pero, en términos macroeconómicos, los 30.000 millones de pesos representan casi el 15 por ciento de los $ 210.000 millones que contempló el Presupuesto 2018 para la obra pública, sin contar los proyectos de Participación Público Privada (PPP).

 

Impacto federal

Para el economista Martín Kalos, director de Epyca Consultores, esto “tiene un impacto muy federal, porque hay muchas ciudades del interior en las que la pavimentación de rutas es una fuente de empleo más relevante de lo que puede ser en la Capital”. Y también repercutirá en las industrias vinculadas. “Esto le pega a las cementeras, la siderurgia y la metalurgia”, enumeró.

 

Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, se mostró preocupado. “Claramente, esto impactará en la construcción. Veremos cómo lo hace en las obras en curso o si se refieren a contratos nuevos. Esperamos reunirnos en los próximos días con los ministros del área para avanzar en la letra fina del anuncio”, dijo a TN.com.ar.

 

El ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, afirmó que “no va a frenarse ninguna obra” de las que están en curso. “Frente a obras que no han empezado, iremos evaluando su comienzo a partir de la restricción presupuestaria”, agregó. Dietrich enfatizó que las PPP obtendrán un rol más protagonista en este contexto.

 

Weiss, sin embargo, advirtió sobre el impacto que puede tener el cóctel de anuncios en las obras PPP. Hace diez días, el Gobierno recibió ofertas para construir las primeras autopistas bajo este sistema, por el cual el constructor debe conseguir el financiamiento y pasarlo al precio. Esos contratos están sujetos tanto a las tasas en dólares a las que el mundo le presta al país como a las tasas en pesos que define el Banco Central.

 

Lo explica Weiss: “El grueso de las obras se financia con endeudamiento externo, por lo cual lo que pasa en Wall Street afecta al cierre financiero del proyecto. Veremos, el día de mañana, cuál termina siendo la magnitud”, dijo. Y agregó: “Pero los proyectos tienen también un tramo inicial, que se fondea en pesos. Es un préstamo puente para empezar a hacer las obras. Y ahí impacta el tema doméstico. La tasa al 40 por ciento (que fijó el Banco Central este viernes) impacta, sin dudas”.

 

El ministro de Finanzas, Luis Caputo, relativizó este punto: “Si el costo de financiamiento sube de 4,5% a 5%, no va a representar un problema. La Argentina viene financiándose a las tasas más bajas de su historia”, dijo.

 
Crédito más caro

Las tasas domésticas también supondrán un encarecimiento del crédito para las personas. Incluido el crédito hipotecario.

 

“El crédito va a encarecerse”, dijo Gabriel Zelpo, economista jefe de Elypsis. “La obra privada también disminuirá, porque es muy difícil que la demanda siga empujando con intereses más caros. Los bancos van a preferir estar en activos líquidos antes que dar crédito. Van a subir las tasas”, analizó.

 

Kalos recordó que los créditos hipotecarios se encarecieron este mes, ya que el Banco Nación subió las tasas. “Esto levanta el piso de acceso a los créditos hipotecarios”, afirmó, ya que el nivel de ingresos (y la tolerancia al riesgo) necesarios son mayores.

 

El consumo también se verá afectado, coinciden los analistas. Por un lado, porque la suba de tasas hace más caro financiarlo. Por otro, porque el dólar más alto (estaba a $ 20,50 cuando empezó la salida de capitales del país, tocó los $ 23,30 el jueves y ahora ronda los $ 22,20) se trasladará a precios.

 

Dujovne admitió que la inflación será más alta de lo esperado. “La Argentina tiene un traspaso a precios del nivel del tipo de cambio más alto que el de otros países”, dijo. “Dependiendo de cuánto dure (la suba) y dónde se estabilice el tipo de cambio, esto puede generarnos una demora en la convergencia hacia las tasas de inflación que esperábamos para el segundo semestre”, indicó.

 

“En algunos sectores ligados a la construcción ya ajustaron los precios”, dijo Rodrigo Álvarez, director de la consultora Analytica. Se suman a los combustibles, en donde el aumento parece inevitable, por la suba del crudo y de los costos en dólares de las petroleras. La producción local también usa insumos importados, en mayor o menor medida”, agregó.

 

Según Analytica, la inflación de mayo “tiene un piso de 1,9 por ciento”. Para Elypsis, la proyección es de 1,7 por ciento. Ayer, el Banco Central difundió el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM). Los economistas elevaron su previsión de inflación para 2018, desde el 20,3% de marzo al 22 por ciento. Esta estimación no contempló todavía el eventual traslado a precios de la devaluación de los últimos días.

 

Estos índices de inflación mayores contrastan con las paritarias cerradas en torno al 15 por ciento.

 

Mal menor

Javier Alvaredo, director de la consultora ACM, fue parcialmente crítico con los anuncios. “Hicieron lo que tenían que hacer. A corto plazo, esto va a servir, pero no me parece que sea un cambio estructural”, dijo. “Jugaron fuerte, tomaron la decisión de minimizar la venta de reservas. Pero lo hicieron al costo del 40 por ciento de tasa”, afirmó.

 

“La duda es que con menos obra pública y estas tasas, hablamos de tasas activas para la economía real de más de 40 por ciento. Esto es recesivo, es contractivo. Hay una política monetaria más contractiva y una política fiscal también más contractiva, con el objetivo claro de lograr, en el corto plazo, tranquilidad con el tipo de cambio”, analizó.

 

Dujovne reconoció que la actividad sufrirá las consecuencias. “No sería serio si dijera que la suba de tasas no afectará el nivel de actividad. Ahora, lo que más afecta el nivel de actividad es entrar en un espiral en la cual la volatilidad se apropia del mercado y la incertidumbre reina en la sociedad”, dijo. “Esperemos que la suba de tasas sea lo más transitoria posible, aunque eso tendrá que evaluarlo el Banco Central. Es mucho más recesivo no dar las señales que hay que dar cuando la situación lo amerita”, agregó.

 

Zelpo coincidió. “Intentan frenar la corrida. Si el dólar seguía para arriba, iba a ser mucho más nocivo para la actividad”, sostuvo. “Esto sacrifica unas décimas más de crecimiento, que ya estaba afectado por la cosecha. Pero me parece más importante frenar una corrida que reducir la obra pública. Porque, eventualmente, después tendrías que reducirla más fuerte”, agregó.

 

Según Elypsis, el crecimiento de la economía rondará el 2,2 por ciento. El REM, antes de estas últimas turbulencias, proyectaba una expansión del 2,5%, con una fuerte desaceleración durante el segundo y el tercer trimestre. El Presupuesto 2018 preveía una expansión del 3,5 por ciento. La sequía quitó medio punto porcentual a esa estimación, admitió el Gobierno meses atrás.

 

Para Álvarez, de Analytica, el cambio de metas fiscales puede ser una sobrerreacción. “La reducción del déficit fiscal puede ser hasta contraproducente para la economía real: se pierden recursos para estimular sectores generadores de divisas en un contexto en el que la inflación no está explicada por el déficit fiscal, ya que los agregados crecen por la demanda de crédito”, afirmó.