El 6 de septiembre de 1930 se inicia un período marcado por la irrupción del autoritarismo.

El golpe de Estado, que derroca al presidente Hipólito Yrigoyen, inaugura en la historia Argentina un período de irrupciones permanente a la continuidad democrática. Este golpe significó el retorno a las viejas prácticas del fraude electoral, a la corrupción y a los negociados. Por esta razón este período de la historia Argentina es conocido con el nombre de Década Infame.

“Decilo vos por favor, si lo digo yo me corren de mi trabajo”, así llegan diariamente decenas de noticias a nuestro medio y esboza siempre esta característica…”yo no puedo hablar porque mi hijo tiene un programa o una beca o un contrato y si denuncio, tal o cual hecho de corrupción del gobierno de Beder Herrera, lo van a correr a él, a mi o mi mujer que trabaja para el gobierno”…

Es así, ni una coma más, es letal el clima antidemocrático que se cuece dentro del telón del estado de una sociedad, totalmente prostituida y sin referencia institucional. Parece un hecho cotidiano y hasta de picardía política que se produzcan hechos de corrupción a diario en el gobierno bederista, es más, hasta ofrecen el pago en cuotas por delinquir, desde el tribunal de cuentas a los funcionarios que hoy gozan de total impunidad frente a hechos comprobados y hasta juzgados.

 

Un político corrupto, difícilmente pueda funcionar sin una justicia que lo ampare y leyes que hayan sido sancionadas en consonancia para que, al menos en los papeles, todo parezca legal.

 

Hoy parece y hasta algunos se ufanan de vivir en un sistema democrático, sin embargo, lejos estamos de esto, la palabra democracia es una forma de gobierno del Estado donde el poder es ejercido por el pueblo, mediante mecanismos legítimos de participación en la toma de decisiones políticas, si alguien me da certeza de que esto ocurre en la tierra del Chacho o Facundo, retiro de inmediato este escrito.

 

Que el voto redime al ciudadano y termina eligiendo, es otro de los conceptos, sin embargo, así como la democracia es un término solo conceptual a la hora del ejercicio de los derechos ciudadanos, en la Rioja, la construcción del gobierno actual, se dio en base a un sistema de colectoras de votos, donde solo tiene oportunidad el que maneja la caja del estado para bancar, en este caso, solo en Capital, lo mas de 180 partido habilitados para su succionar la plata de los riojanos a manos del inescrupuloso gobernador y ser meras traccionadoras, mediante la dadiva, de votos y solo eso votos, que en apariencia son legales, pero a la hora de los resultados, el voto que puso mayoritariamente el pueblo a favor de algún candidato, jamás llegara a ser el vencedor.

El resultado está cantado, la justicia electoral esta manejada en la Rioja entre parientes, la policía no solo controla y presiona sobre el electorado sino que, termina votando en toda la provincia, hasta dos o tres veces por distrito, además, en los pueblos más alejados , hasta los fiscales de mesa de partidos opositores al gobierno, terminan siendo comprados y hasta votan en contra de su propio partido o sector político, haciendo llegar las urnas que se transportan tan herméticamente que en los camiones se cambian por las que ya estaban preparadas hasta con los telegramas pre impresos,  de esta manera, el resultado no puede ser otro que el deseado por quien maneja esta infernal maquinaria de corrupción electoral.

 

Este esquema es conocido por todos, sin embargo, la cultura bederista que se impuso a lo largo de esta década, donde un chancho esta mejor atendido que un niño en un hospital público, parece imponerse, aunque existen atisbos de que la grandeza de quienes tienen oportunidad de gobernar la provincia y cambiar esta historia, piensen y se pongan de acuerdo para vencer a este endemoniado sistema, que llego a calar en los más hondo de los valores derruidos de miles de familias que solo deben aspirar a un plan social o a una beca, cuyo fin será, el del resultado electoral.

 

El bederismo nos deja una década marcada por un símil de Calígula, que transformó a su caballo en Senador, igual emulación le hizo un intendente de la provincia al actual gobernador que, mediante cualquier mecanismo espera consagrar un sucesor que le garantice su modelo de corrupción, de dadivas, de impunidad y de degradación de las instituciones.

 El bederismo será recordado como eso, solamente eso, un ciclo similar al de la década infame, cuya característica esencial para permanecer en el poder, fue siempre el fraude electoral, las dadivas, las actitudes dictatoriales, la corrupción y los negociados, donde los riojanos perdimos la paz, la seguridad y nos hicieron entrar en una crisis sanitaria sin precedentes, donde hasta los  servicio de limpieza de los hospitales, los termina manejando un chofer del propio mandatario y esto parece no tener fin en cada área del Estado.

Este golpe institucional del 5J significa la continuidad de las viejas prácticas del fraude electoral, a la corrupción y a los negociados y la notificación mas precisa de que a Beder Herrera, poco le importa la vida espiritual del riojano.

 

Gracias a Dios la iglesia peregrina de Francisco hizo llegar por estos lares a un hombre de Dios, valiente e inteligente como Monseñor Colombo, que con la mas absoluta paz espiritual, cosa perdida por nuestros mandatarios, casi que clama por  la revisión de la fecha electoral del 5J, que coincide con la tradicional fiesta del Santo Patrono de la Rioja.

Chelemin y Coronillas parecen caminar al cadalso de los caballos que los descuartizaron, mientras el amor a Dios y la veneración del Santo imploren que cambie todo lo que estos corruptos que mandan hoy promueven, ellos, solamente ellos querrán escribir en sus medios pagos , que la democracia y las urnas los consagraron, cuando todo el pueblo agite sus pañuelos y en una presagiada derrota para sus mancillados espíritus, comenzaremos a recordarlos en la historia riojana con el nombre de Década o el ciclo mas infame que este pueblo empobrecido pueda haber vivido…