El actor fue muy crítico con el Poder Ejecutivo. Dijo que el presidente Mauricio Macri no entendió la parábola del “queremos flan”. Denunció ataques en la vía pública.

En apenas cuatro meses, el actor Alfredo Casero pasó de ser una de las banderas del gobierno nacional con su irónico “queremos flan” a un crítico observador de la realidad. Así quedó reflejado en una entrevista donde realizó un duro análisis de la coyuntura.

 

“Al gobierno no le importa tres carajos la gente, lo que dice la gente, lo que piensa la gente y te puede pasar que te ponen una pistola en la cabeza y no le importa tres carajos. Nosotros no votamos para eso”, aseguró el humorista en diálogo con el periodista Diego Sehinkman, en el canal LN+.

 

Y agregó: “Tenemos un gobierno con el culo pesado, con el pecho frío, que nos ha abandonado a todos los que pusimos el pecho porque se piensan que por ser PRO ganaron y ganaron porque toda la gente se puso en contra de algo que fue terrible, un choreo absoluto durante años”.

 

Y reiteró: “El Gobierno se caga en la gente que votó por ellos, no les importa nada, lo único que quieren es hacer la plancha hasta las elecciones. Y en las elecciones van a tener que agarrarse el culo porque por esperar y quedarse tranquilos y hablar del flan en vez de poner las barbas en remojo, dejan que todo suceda y la gente la está pasando cada vez peor”.

 

Visiblemente disgustado y con un tono de voz vehemente, el humorista aseguró que siente “desidia” en la administración nacional y cuestionó que el presidente Macri no haya cumplido con sus promesas para contener los piquetes o restringir el ingreso de extranjeros que utilizan los servicios públicos. “Yo vengo dándoles desde que esto empezó y a mí lo único que me están dando es que me están sacando, cada vez más”, desarrolló.

 

Con su particular estilo, Casero realizó a mediados de agosto una parábola televisiva en la que representaba los pedidos que hacía el peronismo ante una economía que está quebrada: “A vos se te prendió fuego la casa y los chicos te piden flan, queremos flan”. La frase se viralizó y se transformó en bandera del oficialismo hasta tal punto que el presidente Mauricio Macri bromeó con el tema al difundir un video en el que se lo veía comer el tradicional postre.

 

Al artista no le gustó la idea del jefe de Estado. En la entrevista concedida anoche dijo que no entendió el mensaje. “Que haya aparecido el Presidente comiendo flan y que todos griten queremos flan significa que no entendieron absolutamente nada, ni siquiera se detuvieron a entender la parábola, que es trágica, no es graciosa”, explicó.

 

Casero cuestionó además que el Estado tenga una “apertura absoluta a todo lo que les antoja a los sindicatos” y que los líderes gremiales hagan “lo que se les canta”. “Son millonarios, venimos de un gobierno de millonarios donde todos sabemos quién es quién y quién tenía un auto hecho mierda”, graficó.

 

Los ataques y la censura

Por sus anteriores muestras de respaldo a Cambiemos y críticas al kirchnerismo, la obra llamada -paradójicamente- “De qué no se puede hablar?” fue censurada en diversos teatros, entre ellos en las provincias de Salta y de Córdoba.

 

El protagonista de Cha cha cha, Para vestir santos y Tratame bien -entre otros programas exitosos- marcó con preocupación “actitudes nazis” que lo tienen a él y a otras personas como víctimas.

 

“Nosotros estamos tomando como si nada actitudes de persecución a gente que piensa diferente. “Un día vas a terminar colgado, un día vas a terminar muerto, un día vas a volver a tu casa y te vamos a hacer mierda”, te dicen en las redes sociales, en todos lados”, reflexionó.

 

Contó por ejemplo que en Mar del Plata arruinaron la cartelera de su espectáculo con insultos y frases como “facho y nazi”. “¿Por qué no se puede hablar? Hoy por hoy parece que tenés que ser de uno o de otro, pero yo no voy a permitir que me callen”, aseguró.

 

Casero reveló además que una joven lo escupió en la calle, que una persona sacó una pistola 9 milímetros y le tiró un balinazo desde un auto y que constantemente llaman a su casa para amenazarlo de muerte. “Estoy harto, estoy podrido”, completó.