Luis Beder Herrera sostiene que está dispuesto a sacrificar cualquier pretensión política por la unidad del justicialismo. Lo dice por radio como en los encuentros públicos y privados. En base a ello, el ex gobernador entabló una relación firme con Néstor Bosetti, hoy vicegobernador y ayer ministro de Infraestructura; como así también con el diputado provincial Ricardo Quintela, ayer intendente capitalino. (Fuente: Noticias Noa)

Lo más complicado para Beder Herrera es un acercamiento formal con el jefe comunal capitalino, Alberto Paredes Urquiza, con quien existen intercambios de llamados, pero la indefinición paredista está a la vista del peronismo como del macrismo.

 

Beder Herrera afirma que lo más importante es que el peronismo continúe en el gobierno y que se le baje la espuma proselitista a la campaña legislativa nacional. No piensa lo mismo el gobernador Sergio Casas que hace todo lo contrario.

 

Según el ex gobernador, ve en peligro un triunfo del justicialismo, en caso que se mantenga la estrategia casista y por eso, la ambulancia bederista está en pleno funcionamiento.

 

Tanto Beder Herrera, Quintela y Paredes Urquiza tienen los mismos objetivos: la gobernación. Las aspiraciones son válidas hasta la hora de observar sondeos porque tienen techo o un grado de desconocimiento alto en el interior, como le pasa al intendente de la capital.

 

Aunque está en el mismo barco, Bosetti busca la intendencia, que hoy está en manos paredistas. El vicegobernador coqueteó con el macrismo hasta que también le hicieron ver el crecimiento de Cristina Fernández en La Rioja.

 

Salvo los diputados Marcelo del Moral, Jorge Salomón y Raúl Salomón, y el intendente sanagasteño José Aparicio, no existen otros dirigentes peronistas que se hayan subido a la ambulancia bederista por desacuerdo con la forma de actuar de Casas, que es precandidato a diputado nacional.

 

Los legisladores en su mayoría respetan a Beder Herrera, pero no impulsan sus proyectos. Los intendentes están más lejos, ya que el oxígeno hasta el 10 de diciembre está en manos casistas.

 

A todos los desespera que Casas bendiga finalmente a la arauqueña Florencia López y sepulte a la vieja política, que también lo marcan los sondeos. Existe un cansancio en la sociedad de los mismos nombres y hasta las mismas peleas.

 

Todo este juego tiene a favor el malo gobierno de Mauricio Macri, ya que la sociedad –en su mayoría empleados estatales- conoce que el peronismo siempre les da una respuesta. Del macrismo solo han recibido inflación, recesión y desocupación.

 

Beder Herrera todavía no puede cerrar dos heridas como fueron su propia derrota como legislador nacional y la de Carlos Menem. Su afinidad con Julio De Vido también le puede jugar en contra y se lo hizo saber Julio Martínez al lanzar una campaña en las redes contra el ex gobernador.

 

Quintela tiene el famoso techo, a pesar que es conocido, pero no puede romper un cierto porcentaje; en cambio, Paredes Urquiza no puede mostrar nada en el interior y su sola presencia en la Capital no le alcanza.

 

Bosetti hace campaña radial para mantener viva la esperanza que su carrera política no finalice a fin de año, mientras que la ambulancia bederista necesita combustible y los recursos están bajo cuarto llaves de Casas.